La carrera empieza a 3800msnm, por un camino bastante decente de terracería se ascienden 340m a lo largo de 4km, luego hay un ascenso de aproximadamente medio kilómetro, hay que descender 40m a la laguna de la luna (la de la izquierda en la foto), después ascender al pico del fraile (la punta mas alta de la montaña 4250msnm) descender por esa pendiente cubierta de nieve casi vertical, llegar a la laguna del sol (vivos), bordearla y regresar por donde se vino para completar 26km, fácil, verdad?
Lo cierto es que subir corriendo la montaña es como besar: se hace sin prisas y con el único propósito de disfrutar cada instante, esto cambia cuando llega la parte de escalada donde la respiración se hace pesada y el corazón casi se detiene (literalmente) hay que cuidar cada paso y no pensar mas que en subir hasta el cielo, cuando se llega allí, uno no quisiera regresar, es una pena dejar ese paraje. Entonces viene la mejor parte de la carrera: un descenso entre hielo negro de 150m, en una pendiente obscena: lo mejor es plantarse en las plantas de los pies y dejarse caer (entre mas pesas, mas te diviertes), en muy poco tiempo uno pierde el control de su mente y sus sentidos, es una vorágine de pensamientos y sensaciones que no puede tener mejor final que la belleza y tranquilidad de la laguna del sol... bordear la laguna sirve para traer el alma al mundo mortal y preparar el cuerpo para el regreso que es un descenso fácil, dulce, callado... realmente no fue tan callado: casi desde el inicio de la carrera tuve la maravillosa compañía de Jorge, así que charlamos de ida y vuelta de todas esas cosas que se hablan cuando se corre. Después de mas de 3 horas, llegamos a la meta, Jorge muy contento, yo envuelta en todo eso (cansancio incluido) que solo 26km pueden dar.