viernes, 11 de abril de 2008

Deprimencia ítalo-literaria

Estaba recordando un libro que leí en mi infancia: "Corazón", de Edmundo de Amicis. El libro está presentado en forma de diario, escrito por Enrique (Enrico) Bottini, un chico en edad escolar con un padre algo severo pero comprensivo cuando cabe.

Entre los compañeros de Enrique estaban:
  • Garrone, un genovés grandote y huraño (en ese libro aprendí el significado de "huraño" por el contexto).
  • Derossi, el estudioso de la clase.
  • "El albañilito", que se llamaba... no me acuerdo, pero sí me acuerdo que fue invitado a la casa de Enrique y llevaba ropa de trabajo de su padre manchada con cal, y que al dejar una mancha en el sofá, el padre de Enrique la limpia aparte y le dice al hijo "El trabajo no mancha". Y su gesto característico era el "hocico de liebre".
  • Precossi, que era hijo de un herrero alcohólico y que al ganar la medalla al mejor alumno hace que su padre reaccione y deje la bebida (cuando le preguntan si ha vuelto el trabajo, dice que sí y que se lo debe "a ese guapo muchacho", en alusión a su propio hijo)
  • Otro (no me acuerdo el nombre... ¡Stardi!, me acordé), que era medio tosco, casi sin cuello y tozudo, y que tenía una biblioteca que era su tesoro personal.
  • Franti, el "taimado" de la clase (la tapa del libro -que es exactamente el que tenía yo- ilustra a Stardi peleando con Franti porque este último le había tirado de las trenzas a la hermana).
  • Coretti, cuyo padre era héroe de guerra y vendía leña, o algo así.
  • Y basta, porque si sigo me relato medio libro.
¿A qué vino todo esto? A que me puse a recordar las historias que se relataban en el libro, y la verdad que son más deprimentes que la mierda... ni quiero imaginarme un niño con depresión leyendo ese libro... aunque pensándolo bien, si sos adulto, también te deprime.

En fin, páginas y páginas de depresión bellamente escrita al mejor estilo italiano.