lunes, 1 de diciembre de 2008

Con causa

Cuando mi vieja estaba embarazada, fue con mi viejo a ver al médico obstetra. Cuando mi viejo empezó a hacerle preguntas, el tipo le dijo "¿Sos médico vos, que preguntás tanto?".
Será por eso que les tengo rechazo a los médicos que se ponen en un pedestal.

En la sala de parto, todo el mundo estaba escuchando no sé qué partido de fútbol (era el mundial '74), y le prestaban más atención al partido que a la parturienta.
Será por eso que detesto a los ultrafanáticos de los deportes, y en especial del fútbol.1

Nací por cesárea y tuvieron que tironearme porque estaba de nalga, bien arriba, y prendido como si no quisiera salir.
Será que desde ese entonces ya le tenía rechazo al mundo.

Afuera de la sala de parto estaba toda la (numerosa) familia esperando al primer retoño. Los tuvieron que echar porque estaban haciendo un escándalo terrible.
Será por eso que no me gustan los conglomerados de gente.

Cuando estaba en jardín, un pibito me vino a pegar y le dije "¿Por qué me pegás, si yo no te hice nada?"
Será por eso que me molesta tanto que me jodan cuando estoy tranquilo. Y que la prepotencia me saca de quicio, a tal punto de -paradójicamente- querer cagar a trompadas a quienes la ejercen.2

En primer grado, a la hora del recreo, me quedaba solo en un rincón en vez de ir a jugar con los demás. Me hicieron ir al gabinete psicopedagógico. Sabrá Dios qué resultados habrán saltado de esos análisis.
Será por eso que todavía hoy me cuesta un poco integrarme a un grupo.

Durante la primaria, si sabía un poco más que los demás porque me gustaba leer cuanto libro cayera en mis manos, me tildaban de olfachón.
Será por eso que detesto a quienes hacen pasar su ignorancia como viveza.

En séptimo grado, uno de mis compañeros3 adoptó la costumbre, entre otras tantas, de compararse conmigo para ver si sacaba más nota que yo. Y cuando ocurría esto, lo gritaba a los cuatro vientos.
Será por eso que todavía no entiendo a quienes se alegran cuando al otro le va mal.

Y hay más, pero hoy ya no tengo ganas. Catarsis, le dicen.

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1 Favor de no bombardearme con excusas del estilo "Pero no todos somos así".
2 No, no soy un beato, ni de lejos: a veces me pongo prepotente, y después me dan ganas de cagarme a trompadas.
3 Mariano Ramírez: si estás leyendo esto, pudrite bien podrido.